El nombre de esta piedra, lapislázuli, deriva de dos palabras: lapis (que significa piedra) y lazuli (que significa azul).
Esta denominación se debe a que la piedra se caracteriza principalmente por su color azul. El lapislázuli tiene poderosas propiedades energéticas, ya que es un producto de la tierra y se ha formado a lo largo de muchos años.
Este cristal es conocido por su poder espiritual y su capacidad para comunicarse con las personas.
El lapislázuli tiene una larga historia, que se remonta al siglo VII a.C., y se ha asociado con la piedad y las fuerzas sobrenaturales debido a su color azul con motas doradas. Los egipcios tenían en gran estima esta piedra azul y la asociaban con los cielos y las fuerzas sobrenaturales por su parecido con el cielo nocturno estrellado.
Para establecer su divinidad, los sacerdotes solían teñir sus vestimentas con pintura de lapislázuli, que también se utilizaba en ceremonias religiosas y exorcismos. La piedra se molía hasta convertirla en polvo y se mezclaba con oro, y la mezcla resultante se colocaba sobre la cabeza del afligido.
Al secarse, la cataplasma atraía a los demonios. El lapislázuli era también el material más utilizado para amuletos, en los que se inscribía la imagen de la Verdad y que el sumo sacerdote egipcio llevaba al cuello. La importancia del lapislázuli en los ritos funerarios se describe con detalle en el Libro Egipcio de los Muertos, y los amuletos de piedra azul se colocaban sobre los difuntos para ahuyentar a los malos espíritus.
Según la leyenda, el rey Salomón recibió de un ángel un anillo de lapislázuli que le dio el poder de controlar un ejército de demonios, que utilizó para construir su templo. A pesar de las diferencias culturales, todas las sociedades antiguas consideraban el lapislázuli un objeto de gran significado espiritual.
En la antigua Roma, el lapislázuli tenía propiedades afrodisíacas y representaba el amor, la paz y la alegría. Se hacía polvo y se mezclaba con líquidos para crear una compresa que podía aliviar las emociones negativas, eliminar las impurezas espirituales y energizar el chakra de la garganta.
En numerosas culturas, las gemas de lapislázuli se asociaban con la realeza y las grandes riquezas.